El 16 de marzo de 1978 el líder de la Democracia Cristiana fue víctima de un ataque comando de las Brigadas Rojas. El caso abrió la página más oscura y trágica de la democracia del país.
por Cristina Cabrejas
ROMA.- Italia se volvió a detener hoy ante la señal de “Stop” de la calle Fani de Roma donde hace 40 años un comando de las Brigadas Rojas (BR) secuestró al líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, y asesinó a cinco escoltas, abriendo la página más oscura y trágica de la democracia del país.
Han pasado 40 años del secuestro de Moro y del inicio de un secuestro de 55 días que acabó con el anuncio del asesinato de Moro, el periodo más duro de la historia de la República italiana del que aún quedan interrogantes, misterios y heridas abiertas.
Hoy, de nuevo, canales de televisión y prensa italianas recordaron aquel 16 de marzo de 1978, cuando poco después de salir de su casa, a las 9.03 de la mañana, y en tan sólo tres minutos, un comando de cuatro personas de las BR disparó más de 90 balas al coche donde viajaba el líder democristiano y al de su escolta.
Acribillaron a los dos carabineros y tres policías, sacaron a Moro del coche sin un rasguño y se lo llevaron en otro vehículo que apareció después junto al departamento de la calle Montalcini donde pasó 55 días secuestrado.
También el presidente de la República, Sergio Mattarella, y todos los altos cargos del país, acudieron hoy al lugar del secuestro para recordar a Moro y a su escolta.
Ezio Mauro, uno de los periodistas más prestigiosos del país y exdirector de La Stampa y de La Repubblica, elaboró para este último diario un especial con imágenes inéditas y entrevistas que se ha traducido en un amplio documental, en el que se vuelven a presentar los interrogantes de lo que él define en una entrevista a EFE como “el 11 de septiembre de Italia”.
“Fue el de 11 de septiembre de Italia, la verdadera fecha de la muerte de la Primera República, que normalmente se dice que fue en 1992 con Tangentopoli (un enorme escándalo de corrupción política), pero fue con el asesinato de Moro, que intentaba construir una democracia completa”, explicó Mauro a EFE.
Las BR lo secuestraron mientras se dirigía al Parlamento para asistir al triunfo de su acción política: La DC superaría una moción de confianza con el apoyo, por primera vez, del Partido Comunista Italiano, algo que no gustaba en muchos ambientes nacionales e internacionales.
El documental de Mauro, que se suma a los numerosos libros e investigaciones realizadas en estos años, vuelve a dejar abiertas muchas preguntas a las que no han respondido los cuatro procesos judiciales sobre el caso y las dos comisiones parlamentarias que se crearon.
Las dudas comienzan desde cuántos y quiénes eran los integrantes del comando, cuatro abrieron fuego, pero nunca se llegaron a saber cuántos participaron en la operación y cómo pudieron realizar una emboscada tan precisa sin dejar pistas y sin ser descubiertos, detalla Mauro.
¿Hubo apoyo de grupos extranjeros?, ya que como explica el periodista, el terrorismo de izquierda como las BR fue un fenómeno “puramente italiano”, pero “quizá alguien sacó provecho de ello”.
“El proceso político que comenzó Moro no gustaba a la Unión Soviética porque permitía al Partido Comunista hacerse autónomo y el diseño político de la alianza con los comunistas no gustaba a Estados Unidos”, destacó.
Mauro subraya en su reportaje la falta de recursos durante las investigaciones y las continuas pistas falsas que las complicaban aún más.
Como el falso comunicado que informaba sobre la ejecución de Moro y que su cuerpo estaba en el lago de La Duchessa, a las afueras de Roma, y que se descubrió que fue emitido por un conocido exponente de la “Banda de la Magliana” y que mantuvo en esos días contactos con agentes de los servicios secretos.
¿Donde acabaron los dos de los cinco maletines que llevaba Moro con él y que han desaparecido? o ¿por qué el Ministerio del Interior nunca tomó en consideración una pista que indicaba la calle Gradoli y donde estaba un piso franco donde vivía el jefe de las BR, Mario Moretti, y que fue descubierto después cuando los vecinos denunciaron un escape de agua?, son preguntas que hoy vuelven a resonar.
También se ahonda en el dilema de la negociación con los brigadistas al que no accedió entonces el Estado, pero que dividió durante años al país.
“Por una parte estaba el sagrado derecho de un prisionero de querer vivir, por el otro la razón de Estado de no ceder a los terroristas que tenían como objetivo deformar el país y la democracia”, añade.
Pero nunca se sabrá la verdad. “Si después de 40 años estamos aquí a preguntarnos sobre las zonas de sombra de lo que ocurrió a Aldo Moro es algo que no es muy positivo”.
Mauro afirma que 40 años después todo se puede resumir en una de las frases que aparecía en una de las cartas que Moro escribió a su mujer desde “la prisión del pueblo”, como la llamaban las BR: “Si hubiese luz sería bellísimo”.
EFE.